28 November 2005

EXPO ENAP

La profunda crisis en que se encuentra la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (ENAP) se evidenció, inevitablemente, durante la realización de Expo-ENAP de las Artes, el Diseño y la Comunicación Visual. Acertada exposición que también dejó al descubierto la mediocridad y disparidad académica que existe en la escuela, su descuido administrativo y el descontento estudiantil por la gestión de la directora Luz del Carmen Vilchis.
Realizada del lunes 30 de mayo al viernes 3 de junio -coincidiendo con el final del ciclo escolar- en los salones y espacios de la ENAP en Xochimilco, la exhibición fue un valiente ejercicio que, de repetirse anualmente, podría no sólo acelerar la reforma académica que necesita la licenciatura de Artes Plásticas, sino también convertirse en un interesante foro de confrontación artística y, muy especialmente, en una importante plataforma para la creación emergente; una plataforma que sustituyera al caduco, inadvertido e inapropiado Encuentro Nacional de Arte Joven.
Organizada por las coordinaciones de las dos licenciaturas que se imparten en el plantel -Artes Visuales, y Diseño y Comunicación Visual-, Expo-ENAP congregó conferencias y, muy especialmente, exposiciones de algunos talleres con trabajos de estudiantes que cursan desde el segundo hasta el cuarto año de la carrera. Con ausencias tan notorias como la del taller de dibujo del pintor Francisco Castro Leñero, el evento dejó al descubierto el estado de la enseñanza de las artes visuales en la escuela mencionada: disparidad en la calidad de la docencia y en la participación universitaria de los maestros, predominio de lenguajes vigentes en épocas pasadas, homogeneidad expresiva, falta de vigor experimental y carencia de reflexión conceptual.En cuanto al contenido, lo más lamentable por su falta de propuesta conceptual y formal se concentró en los talleres de gráfica, dibujo y escultura en piedra y metal. Si bien es comprensible que los estudiantes se encuentran en período formativo, no por eso deben concentrarse en la repetición de lenguajes característicos del Taller de la Gráfica Popular o de la escultura geométrica sesentera y setentera. Creativamente más interesantes que el dibujo, resultaron las propuestas de ilustración y, entre los géneros tridimensionales, el taller de escultura en cerámica de Elena Somonte destacó discretamente por los divertidos overoles en relieve de mediano formato de Miguel Ángel Padilla y la olla de falso peltre de María Borja.
Tanto por su número como por su calidad, en el contexto general destacaron especialmente los talleres de pintura. Si bien algunos necesitan una urgente reformulación temática y conceptual, los de Herlinda Sánchez Laurel, Patricia Soriano, Ignacio Salazar y Ulises García Ponce de León presentan resultados notorios. Con un método basado por igual en el desarrollo de la expresión personal y en la revisión formal y conceptual de los lenguajes abstractos, los alumnos de Sánchez Laurel presentan propuestas abstractas que se caracterizan por un léxico matérico, tanto objetual como basado en transparencias, con obras destacables como las de Claudia Méndez y Diana Haro, respectivamente. Con una base metodológica diferente, basada en ejercicios de apropiacionismos, cuestionamientos matéricos y temas relativos a un género específico, los alumnos de Soriano -entre los que destacan Amaunta García y Manuel Pavón- incursionan con éxito, a través de sintéticos lenguajes abstractos y urbanas figuraciones, en el paisaje contemporáneo. Y por último, Salazar trabaja con sus alumnos el análisis estructural y cromático de las posibilidades del espacio y la distancia en distintos soportes y temáticas, presentando obras entre las que sobresale, por su humor, el políptico con autorretratos al óleo en el que junto a cada rostro se representa una botella de aceite, ya sea de cocina, automotriz o para bebés.
Invadido todo el recinto con basura y con hojas-cartel que declaran acciones autoritarias de la directora, el evento comprueba la necesidad de reformular no sólo la enseñanza de las artes visuales sino, muy especialmente, la función social del artista y de sus creaciones en el actual, tecnológico, institucionalizado y globalizado sistema de la cultura visual.

texto de : Blanca González Rosas

acontinuación una muestra de lo que se presento en la Expo ENAP.

sección
Dibujo












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